En los vertebrados terrestres y pulmonados, la respiración tiene lugar en los pulmones, más particularmente en los alvéolos pulmonares, cuyas paredes están altamente irrigadas por vasos sanguíneos. Es entre la sangre y el aire de los pulmones que tiene lugar el intercambio de gases en un proceso llamado hematosis pulmonar. La entrada y salida de aire es causada por los movimientos de los músculos del tórax (
la ventilación pulmonar).
Un bebé recién nacido después de la ligadura del cordón umbilical y la separación del cuerpo de la madre, el dióxido de carbono (CO2) se acumula en la sangre y la cantidad de oxígeno disminuye. El exceso de CO2 y la falta de oxígeno exitan el centro respiratorio. Esto conduce a una reducción de los músculos respiratorios y a un aumento del volumen del tórax, los pulmones se expanden y la primera ventilación y respiración ocurre, más a menudo con un llanto.
Intercambio gaseoso
Una vez que los alvéolos pulmonares están llenos de aire tras el procesos de inspiración, el oxígeno
tiene que difundirse hasta la sangre, mientras que el dióxido de carbono sigue el camino contrario, es decir pasa desde la sangre a los alvéolos pulmonares. Este proceso ocurre por el mecanismo de difusión simple, las moléculas pasan desde donde se encuentran a más concentración hasta donde la concentración es menor. La difusión se produce en el alvéolo muy rápidamente, tiene lugar en los primeros 0.25 segundos de los 0,75 segundos del tiempo de circulación de la sangre a través de los capilares pulmonares.
Los neumocitos o células epiteliales alveorares, son un tipo de célula que forma los alvéolos pulmonares, se especializan en dos funciones principales: la difusión de gases, la barrera hemato-alveolar y la secreción de surfactante. Conforman o tapizan el 90% de las paredes de los alvéolos pulmonares y se diferencian claramente por su morfología plana y hexagonal (tipo I) y células globular o cuboidea, llamada célula alveolar granular tipo II, forman el otro 10% de las paredes de la pared alveolar y se encargan de generar el surfactante.
El edema pulmonar de altitud o de gran altitud no cardiogénico, se puede presentar en sujetos expuestos a hipoxemia (disminución del oxigeno en sangre) debida a la altura sobre el nivel del mar. Los síntomas pueden incluir, dolor de cabeza, dificultad al respirar, tos que puede ir acompañada de secreciones espumosas y sonrosadas, respiración crepitante o "burbujeante", alteración de la conciencia y dolor torácico. Su aparición suele ser súbita y su evolución es letal a menos que se descienda a cotas más bajas inmediatamente, luego hay que incluir un traslado al hospital.
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